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Ubicación

A lo largo del tiempo, la ciudad de Barcelona ha sido y es un punto geográfico estratégico en la costa mediterránea de la península Ibérica, rodeada por la sierra de Collserola y delimitada por dos deltas fluviales, los ríos Besòs (noreste) y Llobregat (sureste), separados por la montaña de Montjuic.

Todo este conjunto fue declarado Parque Natural (2010), en el punto más alto, podemos encontrar la montaña del Tibidabo (con 510 metros de altitud) con una prolongación de siete colinas por las zonas altas de la ciudad, conformando una mezcla entre las urbanizaciones en sostenibilidad con la naturaleza y miradores para contemplar las privilegiadas vistas.

La ciudad también cuenta con 4 kilómetros de playas, mezclando una urbe polifacética y ajetreada con la tranquilidad que proporciona el Mediterráneo.

Clima

El clima de Barcelona se caracteriza por ser de tipo mediterráneo del litoral.

Por este motivo, la estación más lluviosa es el otoño, seguida de la primavera y el invierno, siendo los meses más lluviosos septiembre y octubre.

Por otro lado, el verano es la estación más seca y con muy pocas precipitaciones, siendo mínimas en los meses de junio y julio.

En cuanto a la temperatura, generalmente es moderada. Los inviernos son suaves, aunque hay que destacar que la temperatura nocturna es elevada, al punto de que no hiela prácticamente nunca. Los veranos son calurosos, en especial los meses de julio y agosto. Además, debido a su proximidad al mar, el ambiente es bastante bochornoso, siendo esta una característica del verano barcelonés, llegando a superar los 30º grados con calores muy fuerte.

Mejor época del año para la visita

La primavera barcelonesa se presenta como la mejor opción ya que ofrece un clima agradable para visitar la ciudad y disfrutar de sus monumentos y terrazas. En esta estación es recomendable llevar distintas capas de ropa para ir alternando a lo largo del día, por si acaso, lleva un paraguas, quizás algún chubasco se nos cuela por el camino.

El verano se presenta como el mejor momento para disfrutar de las playas barcelonesas, puesto que es una estación muy calurosa y soleada. Para combatir el calor, nada mejor que una buena horchata fresca en alguna de sus terrazas o visitar alguno de sus parques y refugiarnos a la sombra.

Por el contrario, el otoño es la estación más lluviosa por excelencia, aunque las temperaturas se eleven en septiembre para volver a caer en los meses siguientes. ¡No olvides tu chubasquero, paraguas y demás accesorios contra el agua!

Para finalizar, el invierno de Barcelona no nos debe de parar, puesto que, a pesar del aire helador del mar, tenemos opciones reconfortantes y navideñas para visitar la ciudad.

Transporte

La movilidad en Barcelona es cómoda gracias a la red de transporte público. En los últimos años, ha priorizado el transporte sostenible con el uso de energías limpias y sencillas para el usuario.

Al igual que ocurre en otras ciudades grandes de España, el metro es la mejor opción para visitar las áreas más importantes, en el caso de Barcelona, dispones también de tranvía y los FGC (tienes diferentes modalidades y billetes).

Otra opción son los autobuses, mediante un sistema de abono puedes combinarlos con el metro, tranvía, FGC y cercanías Renfe (zona 1).

También dispone de una buena red de carriles bici con los que disfrutar de la ciudad de formar tranquila y a tu ritmo.

Por último, la opción más popular para los visitantes son los autobuses turísticos, los cuales realizan hasta tres rutas diferentes combinables, y las llamadas “golondrinas”, barcos turísticos que realizan pequeñas travesías por el litoral de Barcelona.

Historia

Barcelona, ciudad ligada al mar, al Mediterráneo y a sus gentes, guarda mil historias.

Sus comienzos se remontan a la época de los pueblos íberos, hacía el siglo VI a.C junto con los layetanos asentados en la zona de Montjuic. Según los historiadores, a ellos debemos el nombre de Barcelona, nombrada en aquel momento como “Barceno”.

Hasta que los romanos se hicieron con el territorio, formaron la colonia y latinizaron el nombre íbero, “Barcino”. Tras el paso del imperio romano, llegaron los visigodos para quedarse los siguientes tres siglos hasta la conquista musulmana en el 717.

Durante estos años las luchas por el poder fueron continuadas, pasando el dominio por unos y por otros. Finalmente, en el 801 Ludovico Pio, hijo y vasallo de Carlomagno, se hace con la ciudad y los francos constituyen el Condado de Barcelona integrándola en la Marca Hispánica dentro del Imperio Carolingio.

Los siguientes años fueron difíciles y turbulentos, el control del territorio significaba dominar parte del Mediterráneo y con ello, la política, economía y comercio.

Sin duda, el esplendor de la ciudad se vio reflejado durante la época de la Corona de Aragón, favoreciendo su expansión y convirtiéndose en centro político y por tanto, de toma de decisiones. Aunque también se enfrentaron a hambrunas y enfermedades las cuales fueron superando, endureciendo el carácter de supervivencia de los barceloneses.

Los siguientes años tampoco fueron sencillos, el protagonismo lo adquirió la corona de Castilla y la apertura al nuevo mundo, las Américas. Entre las murallas sucedieron la Guerra de Segadores y la Guerra de Sucesión, cambiando por completo el panorama político.

A pesar de todos estos vaivenes, la ciudad continuó su camino y renació durante la revolución industrial del siglo XIX . Encontrándonos con una Barcelona industrial, en camino del progreso y el modernismo junto con innovaciones como el ferrocarril y la navegación a vapor. Culturalmente, ocurrió toda una revolución representada en las dos Exposiciones Universales, en la música con las orquestas sinfónicas, la escultura, la pintura y la arquitectura, con Antonio Gaudí como referente y padre de la Sagrada Familia y de los grandes iconos de Barcelona en el siglo XX.

Hoy encontramos una ciudad hecha a si misma, moderna y abierta a ser descubierta.

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